ASÍ NACIÓ
EL INAME
(LEYENDA)
Antonio Goicochea Cruzado
Imagen: Educarte
-Voy a contarle, señor, lo que cuando
niño una tarde con sol y chirapa me contó mi agüelo, lo que su agüelo a él también
cuando niño, le contó.
Esto se lo cuento a ustedes también.
En estos lugares, hace muchos, muchísimos
años en el ayllu de Hokos vivían felices los lugareños, sembrando papas,
mashuas, ocas, ollucos, quiwicha y frijoles; y, criando sus animalitos que eran
llamas, vicuñas y lyuchus. Porque antes, esos animales también se criaban por
acá.
El kuraka de Hokos, tenía sólo una
hija, la muy hermosa Iname, cuya madre muriera cuando Iname nació; huérfana de
madre, para que no estuviera sola, le
permitían jugar con Waman, un niño del ayllu.
Cuando por las praderas pastaba
sus llamas, el niño era seguido por
Iname; Desde niños jugaron juntos. Juntos comían su fiambre de charqui, mash’ka, papas y ullucos. Se distraían viendo
a las mariposas revolotear y a los quendis saborear el dulce néctar de las
flores. Y llegado el tiempo en que las miradas y caricias dejaron el candor
angelical de la niñez, en el mes del sol, cuando las laderas habían florecido y
el momento en que sus pechos se oprimieron con los primeros suspiros de amor,
mutuamente se complacieron.
Conocedor, el kuraka, de que su bella Iname
se había interesado por el plebeyo, la recluyó en su palacio. Fue rodeada de
las mayores atenciones. Las mejores tejedoras le enseñaron el arte de hilar y
tejer las más primorosas telas. Rápido aprendió, pero sus profundos ojos negros
volvían a dibujar a su amado en el pukio del que manaba abundante y cristalinas
aguas.
Waman, ante la ausencia forzada de su
Iname, vagaba por las floridas laderas, por los riscos y peñascos. Cómo juera
cóndor pa’ mirar de lualto a mi
amada. -Decía, al ver deslizarse majestuoso por los aires al rey de los Andes.
Todos los días volvía por los mismos
caminos, con sus mismos pensamientos y deseos. Tanto y tanto que se consumía.
El querer ser cóndor lo estaba enajenando.
Iname, entretanto, tejía un telar
multicolor, recordando el perfume y colores de las flores y los momentos pasados
con su hombre.
Una tarde de chirapa, hecho cóndor de
cuello plateado, en raudo vuelo alzó por los aires a la bella tejedora. El dios
Katequil le había concedido su deseo. Iname no se desprendía de su tejido el
que dejaba una estela de seis colores. Cuando pasaba por el coto de caza de
Hokos, el kuraka, que se encontraba en su deporte favorito, reconoció a su
hija, y enardecido disparó su flecha contra el raptor, dando en el blanco. El
cóndor, herido de muerte, haciendo un arco fue a caer a un pukio de las laderas
vecinas.
Quedó un arco de siete colores en los
cielos de Hokos. Se iniciaba en el pukio del Palacio y terminaba en el pukio
donde yacía el Cóndor Amante. Su sangre, dio el sétimo color.
El kuraka, acompañado de sus soldados,
se dirigió a buscar a su hija. En el
trajinar vieron que otro arco de colores se había formado junto al primero.
Cuando hubieron llegado, el sol había sido cubierto por las nubes llegado, los
arcos desaparecieron. Tampoco hallaron al cóndor.
Por eso cuando el sol sale con chirapa
se ve a Iname y su amado, recordándonos que para el amor verdadero no existen
barreras de espacio y de tiempo.
-Señor,
así me dijo mi agüelo. Y él se preguntaba si los hijos de nuestros hijos llegarán a saber que lo que hoy se llama
Bellavista, antes se llamaba Kondorkaka puaquel enamorau que murió de amor.
Peña del Cóndor dicen se llamaba pué; y,
pueso dicen quen Cajabamba se ven los inames más buenenques de tuitos
los lugares.
Desde
niños, inocentes,
cultivaron
grande amor,
mariposa
y picaflor
les
incitaron a querer.
Por
Iname, la doncella,
Waman
moría de amor;
y en
cóndor convertido
por los
aires la raptó.
Sintiéndose
traicionado
el
kuraka, padre amado,
al cóndor
y a la doncella
con su
flecha derribó.
En días
de sol y chirapa,
con
multicolor tejido,
Iname nos
rememora
lo que
fue ese grande amor.
Cajamarca,
25-diciembre-97.
Iname:
Arco iris.
Hokos:
Jocos, instancia hoy perteneciente al distrito de Sitacocha, provincia de
Cajabamba.
Quendi:
Picaflor.
Katequil:
Dios del reino Cuismanco.
Bellavista: Comunidad de Sitacocha que antes llevaba el nombre
de Kondorkaka.
Kondorkaka: Peña del cóndor.
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